La semana siguiente Gonzalo se mostró mucho más abierto con respecto a su persona. Se mostraba mucho más inhibido y siempre que podía bromeaba con sus colegas, en algunos casos sobre temas delicados referente al género sexual. Alegaba que como su secreto ya se conocía, no tenía porque ocultar su modo de ser.
El día lunes a primera hora, un tercio de los trabajadores se encontraba en la oficina del gerente general con una petición escrita para que despidieran a Gonzalo, porque reflejaba lo inmoral y daba mala reputación a la empresa, ya que siempre se destacó por ser muy recta y tradicional. Algunos accionistas de la empresa también apoyaron esta causa repitiendo que es una empresa seria y no se permite esa clase de personas, y que si no acatan sus peticiones dejarían de apoyar a la revista. El gerente se encuentra en un dilema ético….
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